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Tránsito de Nuestro Seráfico Padre

Tránsito de Nuestro Seráfico Padre
San Francisco de Asís

jueves, 12 de agosto de 2010

Alabanzas al Dios Altísimo


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Florecillas de San Francisco

Introducción.- Te la puedes saltar. Pero es muy interesante lo que el Hno Lázaro Iriarte dice. Puedes leerlo después de conocer algunos capítulos de las Florecillas.

Capítulos. Cada capítulo comienza con un corto resumen. En algunos hay un dibujo alusivo. Y luego sigue el texto entero.
1. Francisco, seguidor de Jesucristo.  
2. Francisco convierte a Bernardo de Asís.
  
3. Francisco quiere hablar con el hermano Bernardo y lo halla en altísima oración.
  
4. Un ángel le propone una cuestión a los hermanos Elías y Bernardo
.  
5. El hermano Bernardo va a Bolonia y funda allí una fraternidad de hermanos menores
.  
6. El hermano Francisco bendijo al hermano Bernardo antes de morir

7. Pasa la cuaresma en el lago de Perusa con medio panecillo.
8. Enseña al Hno León qué es la perfecta alegría.
9. Reza con el Hno León los maitines sin breviario.
10. Pone a prueba la humildad del Hno Maseo.
11. Hizo dar vueltas al Hno Maseo para saber el camino
12. Quiso humillar al Hno Maseo. 
13. Coloca junto al Hno Maseo el pan mendigado sobre una piedra. 
14. Aparece Cristo en medio de los hermanos cuando Francisco les hablaba. 
15. Clara comió en Sta María de los Ángeles con Francisco y sus hermanos.  
16. Dios le manifiesta su voluntad por la oración de la Hna Clara y el Hno Silvestre. 
17. Un joven quiso saber lo que hacía el Hno Francisco de noche. 
18. Capítulo de las esteras. 
19. La enfermedad del Hno Francisco es un don de Dios. 
20. Un joven novicio quería abandonar la Orden. 
21. Francisco y el lobo.
22. Francisco domestica unas tórtolas silvestres. 
23. Ve al demonio entrar en un hermano. 
24. Convirtió a la fe al sultán de Babilonia. 
25. Cura el cuerpo y el alma de un leproso. 
26. Convierte a tres ladrones homicidas. 
27. Convierte en Bolonia a dos estudiantes. 
28. El Hno Bernardo tiene un arrobamiento. 
29. El demonio se aparece al Hno Rufino en figura de Crucificado. 
30. Los Hnos Francisco y Rufino predican en Asís sin hábito. 
31. Conocía los secretos de las conciencias de los hermanos. 
32. El Hno Maseo obtuvo de Cristo la gracia de la humildad.
33. La Hna Clara bendice los panes en presencia del Papa.
34. San Luis, rey de Francia, visita al Hno Gil.
35. La Hna Clara asiste milagrosamente a los oficios de Navidad.
36. La visión admirable del Hno León
37. Recibe en la Orden a un caballero.
38. Sabe que el Hno Elías moriría fuera de la Orden.
39. El Hno Antonio predica ante el Papa y Cardenales.
40. El Hno Antonio predica a los peces

martes, 10 de agosto de 2010

LA NAVIDAD DE GRECCIO CELEBRADA POR SAN FRANCISCO (1223)




Relato de Tomás de Celano (1 Cel 84-87)
Digno de recuerdo y de celebrarlo con piadosa memoria es lo que hizo Francisco tres años antes de su gloriosa muerte, cerca de Greccio, el día de la natividad de nuestro Señor Jesucristo. Vivía en aquella comarca un hombre, de nombre Juan, de buena fama y de mejor tenor de vida, a quien el bienaventurado Francisco amaba con amor singular, pues, siendo de noble familia y muy honorable, despreciaba la nobleza de la sangre y aspiraba a la nobleza del espíritu. Unos quince días antes de la navidad del Señor, el bienaventurado Francisco le llamó, como solía hacerlo con frecuencia, y le dijo: «Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor, date prisa en ir allá y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno». En oyendo esto el hombre bueno y fiel, corrió presto y preparó en el lugar señalado cuanto el Santo le había indicado.
Llegó el día, día de alegría, de exultación. Se citó a hermanos de muchos lugares; hombres y mujeres de la comarca, rebosando de gozo, prepararon, según sus posibilidades, cirios y teas para iluminar aquella noche que, con su estrella centelleante, iluminó todos los días y años. Llegó, en fin, el santo de Dios y, viendo que todas las cosas estaban dispuestas, las contempló y se alegró. Se prepara el pesebre, se trae el heno y se colocan el buey y el asno. Allí la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad, y Greccio se convierte en una nueva Belén. La noche resplandece como el día, noche placentera para los hombres y para los animales. Llega la gente, y, ante el nuevo misterio, saborean nuevos gozos. La selva resuena de voces y las rocas responden a los himnos de júbilo. Cantan los hermanos las alabanzas del Señor y toda la noche transcurre entre cantos de alegría. El santo de Dios está de pie ante el pesebre, desbordándose en suspiros, traspasado de piedad, derretido en inefable gozo. Se celebra el rito solemne de la misa sobre el pesebre y el sacerdote goza de singular consolación.
El santo de Dios viste los ornamentos de diácono, pues lo era, y con voz sonora canta el santo evangelio. Su voz potente y dulce, su voz clara y bien timbrada, invita a todos a los premios supremos. Luego predica al pueblo que asiste, y tanto al hablar del nacimiento del Rey pobre como de la pequeña ciudad de Belén dice palabras que vierten miel. Muchas veces, al querer mencionar a Cristo Jesús, encendido en amor, le dice «el Niño de Bethleem», y, pronunciando «Bethleem» como oveja que bala, su boca se llena de voz; más aún, de tierna afección. Cuando le llamaba «niño de Bethleem» o «Jesús», se pasaba la lengua por los labios como si gustara y saboreara en su paladar la dulzura de estas palabras.
Se multiplicaban allí los dones del Omnipotente; un varón virtuoso tiene una admirable visión. Había un niño que, exánime, estaba recostado en el pesebre; se acerca el santo de Dios y lo despierta como de un sopor de sueño. No carece esta visión de sentido, puesto que el niño Jesús, sepultado en el olvido en muchos corazones, resucitó por su gracia, por medio de su siervo Francisco, y su imagen quedó grabada en los corazones enamorados. Terminada la solemne vigilia, todos retornaron a su casa colmados de alegría.
Se conserva el heno colocado sobre el pesebre, para que, como el Señor multiplicó su santa misericordia, por su medio se curen jumentos y otros animales. Y así sucedió en efecto: muchos animales de la región circunvecina que sufrían diversas enfermedades, comiendo de este heno, curaron de sus dolencias. Más aún, mujeres con partos largos y dolorosos, colocando encima de ellas un poco de heno, dan a luz felizmente. Y lo mismo acaece con personas de ambos sexos: con tal medio obtienen la curación de diversos males.
El lugar del pesebre fue luego consagrado en templo del Señor: en honor del beatísimo padre Francisco se construyó sobre el pesebre un altar y se dedicó una iglesia, para que, donde en otro tiempo los animales pacieron el pienso de paja, allí coman los hombres de continuo, para salud de su alma y de su cuerpo, la carne del Cordero inmaculado e incontaminado, Jesucristo, Señor nuestro, quien se nos dio a sí mismo con sumo e inefable amor y que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo y es Dios eternamente glorioso por todos los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Aleluya.
Relato de San Buenaventura (LM 10,7)
Tres años antes de su muerte se dispuso Francisco a celebrar en el castro de Greccio, con la mayor solemnidad posible, la memoria del nacimiento del niño Jesús, a fin de excitar la devoción de los fieles.
Mas para que dicha celebración no pudiera ser tachada de extraña novedad, pidió antes licencia al sumo pontífice; y, habiéndola obtenido, hizo preparar un pesebre con el heno correspondiente y mandó traer al lugar un buey y un asno.
Son convocados los hermanos, llega la gente, el bosque resuena de voces, y aquella noche bendita, esmaltada profusamente de claras luces y con sonoros conciertos de voces de alabanza, se convierte en esplendorosa y solemne.
El varón de Dios estaba lleno de piedad ante el pesebre, con los ojos arrasados en lágrimas y el corazón inundado de gozo. Se celebra sobre el mismo pesebre la misa solemne, en la que Francisco, levita de Cristo, canta el santo evangelio. Predica después al pueblo allí presente sobre el nacimiento del Rey pobre, y cuando quiere nombrarlo -transido de ternura y amor-, lo llama «Niño de Bethlehem».
Todo esto lo presenció un caballero virtuoso y amante de la verdad: el señor Juan de Greccio, quien por su amor a Cristo había abandonado la milicia terrena y profesaba al varón de Dios una entrañable amistad. Aseguró este caballero haber visto dormido en el pesebre a un niño extraordinariamente hermoso, al que, estrechando entre sus brazos el bienaventurado padre Francisco, parecía querer despertarlo del sueño.
Dicha visión del devoto caballero es digna de crédito no sólo por la santidad del testigo, sino también porque ha sido comprobada y confirmada su veracidad por los milagros que siguieron. Porque el ejemplo de Francisco, contemplado por las gentes del mundo, es como un despertador de los corazones dormidos en la fe de Cristo, y el heno del pesebre, guardado por el pueblo, se convirtió en milagrosa medicina para los animales enfermos y en revulsivo eficaz para alejar otras clases de pestes. Así, el Señor glorificaba en todo a su siervo y con evidentes y admirables prodigios demostraba la eficacia de su santa oración.
Relato del P. Cuthbert
El viajero que desde el valle de Espoleto entra por el sur al valle de Rieti, se da en seguida cuenta de que aquél es un país diferente, a pesar de que en los mapas el distrito de Rieti, rodeado de altas montañas, está señalado como formando parte de Umbría. Hay un no sé qué de altanero, tanto en el aspecto del paisaje como en el carácter de sus habitantes; pero es una altivez que no tiene el menor resabio de hostilidad. Por el contrario, allí se encuentra una hospitalidad generosa, un deseo de que el visitante tenga la sensación de hallarse en su casa. Rieti tiene aires de gran señor, aun cuando hace entrega de lo mejor de sí mismo, distintivo que ostentan frecuentemente los pueblos inconquistados de las montañas. [...]
No maravilla que Francisco buscase refugio en el valle de Rieti, para apartarse de los cuidados y agitación de su apostolado activo, ni que en los años de su gran tribulación fuese allí a fortalecerse para el sufrimiento y la batalla. Y no podemos imaginar lugar más adecuado que aquel retiro montañés, para situar en él aquellos últimos años en que Francisco, lleno el espíritu de la expectación de la muerte, no podía ya ver turbada por los clamores del mundo la paz reconquistada.
Al abandonar Roma después de la solemne aprobación de la Regla por Honorio III en noviembre de 1223, tenía la certeza de haber realizado el acto culminante de su ministerio. Sabía que de diferentes maneras había desaparecido la simplicidad de los primeros años; pero en la medida de sus fuerzas había asegurado a todos los que amaban la vocación de la pobreza, la libertad de observarla con la autorización suprema de la Iglesia. Y sentía ahora que, descontando el dar buen ejemplo, su labor había terminado; con mayor independencia podía entregarse a la vida oculta con Cristo su Señor. En adelante, el mundo y los hombres apenas turbarán su alma, sumida cada vez más íntimamente en el abrazo del Amado; y las voces de la tierra llegarán a su interior tan sólo a través de aquella vida mística que es fronteriza con la eternidad.
Acercábase Navidad. Faltaban dos semanas para tan dulce fiesta y Francisco se hallaba otra vez en el valle de Rieti, probablemente en su celda de rocas de Monte Rainerio (Fontecolombo); y había invitado a un amigo a acompañarle, Giovanni de Vellita. Giovanni vivía en Greccio, a algunas millas hacia el norte siguiendo el camino que conduce al lago. Algunos años antes había conocido a Francisco en una de sus misiones, cayendo entonces bajo el hechizo de su espíritu y pasando a ser uno de sus discípulos aislados. Era hombre de posición desahogada y tenía algunas tierras en su país natal. Queriendo inducir a Francisco a residir algunas temporadas en aquel vecindario y conociendo su afición a los retiros solitarios, había dispuesto para su uso algunas cuevas en el peñascal que mira a la villa de Greccio, construyendo allí, en torno de las cuevas, un tosco eremitorio a gusto de Francisco, donde pudiesen vivir algunos frailes. La villa de Greccio se asienta sobre una elevada arista de roca, al borde de una anchurosa oquedad. Puede contemplar en el fondo acomodadas masadas y viñedos resguardados del viento norteño por la desnuda montaña escalonada. A la extremidad de la hondonada, opuesta a la población, la roca viva se alza cortada a pico a algunos centenares de pies. En la cúspide de esa roca está el eremitorio que Giovanni dio a los frailes; pero, en sus alrededores hay terreno llano suficiente para que el bosque brinde sus sombras hospitalarias.
Francisco conocía bien aquel paraje y sentía vivos deseos de celebrar allí la fiesta de Navidad. En la paz recobrada por su alma, el mundo se transfiguraba con signos sacramentales; al meditar durante el adviento el misterio de Belén, sentía un deseo vehementísimo, cual no lo sintiera anteriormente, de tener la visión de Cristo sobre la tierra. La dulzura de la condescendencia divina había penetrado en su alma con vital insistencia; en espíritu contemplaba la pobreza del nacimiento de su Señor, por el amor iluminada, y quería más todavía, a saber, la visión material de lo que espiritualmente adivinara. Quería ver este misterio de amor en su forma terrena y realizar con su representación el desposorio del cielo y de la tierra; y hacer de esta suerte que Dios habitara de nuevo entre las cosas temporales.
Así, pues, en llegando Giovanni díjole Francisco: «Quisiera conmemorar aquel Niño que nació en Belén y ver de algún modo con mis ojos corporales los trabajos de su infancia; ver cómo yacía sobre la paja en un establo, con el buey y el asno a su lado. Si tú quieres, celebraremos esta fiesta en Greccio, adonde irás antes a preparar lo que te diga». Giovanni fue, pues, a Greccio, y en el bosque, cerca de las ermitas, dispuso un establo con un pesebre y al lado del pesebre un altar. Y Francisco envió a decir a todos los frailes del valle de Rieti que se reuniesen con él en Greccio para celebrar la Navidad.
Llegó la vigilia de Navidad, y como se acercase la hora de la misa de medianoche, los vecinos de ambos sexos de la población y del campo acudieron al eremitorio llevando hachas encendidas que proyectaban un juego de sombras en la ladera de la colina a medida que avanzaban con paso firme; al reunirse en grupo compacto entorno al establo, todo aquel lado de la oquedad parecía en llamas. Francisco ofició de diácono, impregnándose sus funciones sagradas con el embeleso y la solicitud de la madre que cuida a su hijo. Cuando, después del Evangelio, se adelantó a predicar, sintió la muchedumbre como que un misterio oculto iba a ser realmente revelado a sus ojos; el predicador le comunicaba su propia visión de Belén y la hacía estremecer con sus emociones personales. Parecía haber perdido la noción del concurso de gente que le rodeaba y no ver más que al Divino Niño, a su cuidado maternal, acariciado por la pobreza y adorado por la sencillez. Tiernamente le saludaba, llamándole «Niño de Belén» y «Jesús», y al pronunciar estos nombres parecía paladearlos con extraordinaria dulzura; y la palabra «Beth-le-em» la exhalaba con una entonación cual si fuese el balido de adoración de las ovejuelas de las colinas de Judea. De vez en cuando inclinábase sobre el pesebre y lo acariciaba. Giovanni aseguró después que vio un niño tendido en la comedera como si estuviese muerto, el cual despertó al contacto de Francisco. Todos los circunstantes creyeron que aquella noche Greccio se había convertido en otro Belén.
Durante el resto del invierno y ya muy entrada la primavera, parece que Francisco siguió habitando el eremitorio en la peña, pero no enteramente incomunicado con los hombres. Porque el mismo amor que le aproximaba a Cristo el Amado en la soledad, le impelía a anunciar al prójimo el evangelio del amor redentor de Cristo. [...]
Poco después de la muerte de Francisco, erigióse una capilla en el lugar del establo. La capilla existe todavía; próxima a ella hay otra más espaciosa construida algo más tarde. Recientemente se ha edificado una nueva iglesia, más moderna.
[P. CuthbertVida de San Francisco de Asís, Barcelona 19563, 287-291]
Relato de Leonhard Lehmann
Volvamos ahora a Greccio, el lugar vinculado por antonomasia con la Navidad franciscana. Para ello, resumiremos los amplios y detallados relatos de los biógrafos, destacando algunas líneas básicas que completan el cuadro trazado por el Salmo Navideño. Greccio nos muestra sobre todo el aspecto experiencial. ¿Cómo celebró Francisco la fiesta del nacimiento del Salvador?
En la Vida primera, escrita por Tomás de Celano en 1228, el primer biógrafo de san Francisco describe con todo entusiasmo cómo celebró nuestro Padre la Navidad del año 1223 en el pueblecito de Greccio (1 Cel 84-86). San Buenaventura se basará en este relato para narrarnos, aunque de forma más breve, el mismo acontecimiento en suLeyenda Mayor, escrita en 1262 (LM 10, 7). Ambos relatos nos informan sobre la famosa celebración navideña: el Pobrecillo quiso reproducir, con la máxima fidelidad posible, un segundo Belén, con el buey y el asno, sirviéndose de una hendidura natural en la roca como cuna para el Niño Jesús, en plena naturaleza y en el corazón de la noche. Pero no sólo quiso reproducir visiblemente el acontecimiento de Belén; Francisco quería también que los asistentes participaran de lo que allí se celebraba y que la celebración les impulsara a una fe más profunda y a una devoción más ardiente. Así pues, invitó a todos los hermanos de los eremitorios cercanos, al igual que a la gente de Greccio y de sus alrededores. Acudió con todos ellos, en solemne procesión, llevando velas y antorchas, al lugar previamente preparado y, una vez allí, empezó la sagrada representación del misterio del nacimiento del Hijo de Dios. Debe subrayarse que una parte de esta celebración nocturna y a cielo abierto consistió precisamente en la celebración de la misa. Francisco participó en ella en su calidad de diácono. Cantó con voz emocionada el evangelio del nacimiento de Cristo, y luego predicó. Pero su predicación no fue una exposición doctrinal, sino más bien una representación mímica. Predicó con el corazón y con las manos, con el rostro y con los gestos, con palabras y con todo su ser. Su cuerpo entero expresaba la plenitud de sus experiencias íntimas. Como dice Celano, cuando pronunciaba las palabras «Je-sús» o «Beth-le-em» parecía un niño tartamudo o una oveja que bala.
Tras tan singular e inimitable predicación, que reproducía con gestos más que con palabras el misterio del nacimiento del Hijo de Dios, el hermano sacerdote se acercó junto con Francisco al altar preparado sobre la roca y prosiguió la eucaristía. El misterio de la encarnación de Dios desemboca en el misterio de la redención y en el de la nueva presencia de Cristo glorioso en la eucaristía.
Si Francisco proclamó y visualizó mímicamente el nacimiento de Cristo con tanta emoción y expresividad, podemos imaginarnos el fervor con que saludaría después al Redentor que se hacía presente sobre el altar, cómo lo adoraría y con cuánta fe lo recibiría.
La celebración navideña de Greccio fue mucho más que la representación de un misterio. Por su vinculación con la misa, fue una celebración litúrgica cuasi-dramática, cuyo punto esencial consistió, no en la representación de una historia, sino en la actualización y vivencia de un misterio de fe. De hecho, según afirma Celano, la fe, apagada en los corazones de muchos, se despertó a una nueva vida (1 Cel 86b).
La liturgia navideña de Greccio no queda anclada en el acontecimiento de Belén, sino que sigue a Jesús hasta el Gólgota y lo reconoce como el Redentor y el Glorificado que desciende nuevamente hoy hasta nosotros y se nos da en la comunión. Así pues, Belén, la cruz y el altar quedan ensamblados en una misma celebración de fe. No es, por tanto, difícil descubrir en todo ello una vinculación con el Salmo Navideño, cuyo rasgo distintivo, como antes vimos, radica en la visión unificada de la cuna y la cruz. En la celebración de Greccio el arco se amplía todavía más, llegando hasta la eucaristía, donde Dios continúa entregándosenos cada día.
La Navidad de Greccio fue una fiesta única, y esto en un doble sentido: en primer lugar, porque ni Francisco ni sus hijos espirituales la repitieron; y, además, porque es incomparable e irrepetible.
Por otra parte, no debemos olvidar que, a pesar de toda su singularidad, la expresiva y eficaz representación del misterio de la Navidad en Greccio, si exceptuamos la celebración de la eucaristía, se inscribe dentro de la tradición medieval de las representaciones de los misterios del tiempo navideño. Tiene algunos puntos de contacto sobre todo con los dramas bucólicos.
En fin, sería erróneo considerar a Francisco como el introductor de las escenificaciones del belén, como tantas veces alegan escritos edificantes e incluso científicos. Con anterioridad a Francisco ya hubo algunas escenificaciones sencillas del belén, aunque no muy numerosas; por ejemplo, en Santa María la Mayor, de Roma. Y nuestros conocidos y populares belenes, con sus gráficas figuras que van acercándose paulatinamente al portal, aparecieron bastante más tarde, a partir del siglo XVI, como una derivación de esas escenificaciones sacras. Su difusión se debe más a los jesuitas que a los franciscanos.
Así pues, con la escenificación de la Nochebuena, Francisco se halla, por una parte, dentro de la corriente de su tiempo; pero, por otra, la vinculación de esta representación con la eucaristía es un elemento nuevo y presenta rasgos singulares e inimitables que hay que agradecer a las dotes de simplicidad e improvisación de Francisco. Toda su celebración litúrgica cuasidramática está impregnada de la experiencia y transmisión de la fe de Francisco, tan personal, global y sensible. Aquí y en la universal popularidad del Santo radica el que la voz popular quiera presentarlo como el introductor y difusor del belén. Pero el Pobrecillo de Asís no tiene necesidad de esta falsa gloria.
En todo el magnífico resplandor de Greccio, en toda la admiración de aquella maravillosa celebración escenificada por Francisco, debemos tener muy presente su Salmo Navideño, serio, sereno, que nos invita a la imitación y el seguimiento: Francisco y sus hermanos lo recitaban varias veces al día durante todo el tiempo de Navidad, y aquel salmo-meditación iba acompasando su jornada y produciendo en su vida cotidiana lo que en Greccio floreció en fiesta inolvidable. He aquí el texto del Salmo Navideño de san Francisco (OfP 15):
Gritad de gozo a Dios, nuestra ayuda; * aclamad al Señor Dios vivo y verdadero con gritos de júbilo.
Porque el Señor es excelso, * terrible, Rey grande sobre toda la tierra.
Porque el santísimo Padre del cielo, Rey nuestro antes de los siglos, envió a su amado Hijo de lo alto, * y nació de la bienaventurada Virgen santa María.
Él me invocó: Tú eres mi Padre; * y yo lo constituiré mi primogénito, excelso sobre los reyes de la tierra.
En aquel día envió el Señor su misericordia, * y de noche su cántico.
Éste es el día que hizo el Señor, * exultemos y alegrémonos en él.
Porque un santísimo niño amado se nos ha dado, y nació por nosotros de camino y fue puesto en un pesebre, * porque no tenía lugar en la posada.
Gloria al Señor Dios en las alturas, * y en la tierra, paz a los hombres de buena voluntad.
Alégrense los cielos y exulte la tierra, conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en ellos.
Cantadle un cántico nuevo, * cantad al Señor, toda la tierra.
Porque grande es el Señor y muy digno de alabanza, * más temible que todos los dioses.
Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ofreced al Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre.
Ofreced vuestros cuerpos y llevad a cuestas su santa cruz, * y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos.
[L. LehmannEl "Salmo Navideño" de san Francisco (OfP 15), en Selecciones de Franciscanismo, vol. XX, núm. 59 (1991) 261-263]

Benedicto XVI 
Audiencia General del Miércoles 23 de diciembre de 2009
Queridos hermanos y hermanas:
Con la Novena de Navidad que estamos celebrando en estos días, la Iglesia nos invita a vivir de modo intenso y profundo la preparación al Nacimiento del Salvador, ya inminente. El deseo, que todos llevamos en el corazón, es que la próxima fiesta de la Navidad nos dé, en medio de la actividad frenética de nuestros días, una serena y profunda alegría para que nos haga tocar con la mano la bondad de nuestro Dios y nos infunda nuevo valor.
Para comprender mejor el significado de la Navidad del Señor quisiera hacer una breve referencia al origen histórico de esta solemnidad. De hecho, el Año litúrgico de la Iglesia no se desarrolló inicialmente partiendo del nacimiento de Cristo, sino de la fe en su resurrección. Por eso la fiesta más antigua de la cristiandad no es la Navidad, sino la Pascua; la resurrección de Cristo funda la fe cristiana, está en la base del anuncio del Evangelio y hace nacer a la Iglesia. Por lo tanto, ser cristianos significa vivir de modo pascual, implicándonos en el dinamismo originado por el Bautismo, que lleva a morir al pecado para vivir con Dios (cf. Rm 6,4).
El primero que afirmó con claridad que Jesús nació el 25 de diciembre fue Hipólito de Roma, en su comentario al libro del profeta Daniel, escrito alrededor del año 204. Algún exegeta observa, además, que ese día se celebraba la fiesta de la Dedicación del Templo de Jerusalén, instituida por Judas Macabeo en el 164 antes de Cristo. La coincidencia de fechas significaría entonces que con Jesús, aparecido como luz de Dios en la noche, se realiza verdaderamente la consagración del templo, el Adviento de Dios a esta tierra.
En la cristiandad la fiesta de Navidad asumió una forma definida en el siglo IV, cuando tomó el lugar de la fiesta romana del «Sol invictus», el sol invencible; así se puso de relieve que el nacimiento de Cristo es la victoria de la verdadera luz sobre las tinieblas del mal y del pecado. Con todo, el particular e intenso clima espiritual que rodea la Navidad se desarrolló en la Edad Media, gracias a san Francisco de Asís, que estaba profundamente enamorado del hombre Jesús, del Dios-con-nosotros. Su primer biógrafo, Tomás de Celano, en la Vita seconda narra que san Francisco «con preferencia a las demás solemnidades, celebraba con inefable alegría la del Nacimiento del Niño Jesús; la llamaba fiesta de las fiestas, en la que Dios, hecho niño pequeño, se crió a los pechos de madre humana» (2 Cel 199). De esta particular devoción al misterio de la Encarnación se originó la famosa celebración de la Navidad en Greccio. Probablemente, para ella san Francisco se inspiró durante su peregrinación a Tierra Santa y en el pesebre de Santa María la Mayor en Roma. Lo que animaba al Poverello de Asís era el deseo de experimentar de forma concreta, viva y actual la humilde grandeza del acontecimiento del nacimiento del Niño Jesús y de comunicar su alegría a todos.
En la primera biografía, Tomás de Celano habla de la noche del belén de Greccio de una forma viva y conmovedora, dando una contribución decisiva a la difusión de la tradición navideña más hermosa, la del belén. La noche de Greccio devolvió a la cristiandad la intensidad y la belleza de la fiesta de la Navidad y educó al pueblo de Dios a captar su mensaje más auténtico, su calor particular, y a amar y adorar la humanidad de Cristo. Este particular enfoque de la Navidad ofreció a la fe cristiana una nueva dimensión. La Pascua había concentrado la atención sobre el poder de Dios que vence a la muerte, inaugura una nueva vida y enseña a esperar en el mundo futuro. Con san Francisco y su belén se ponían de relieve el amor inerme de Dios, su humildad y su benignidad, que en la Encarnación del Verbo se manifiesta a los hombres para enseñar un modo nuevo de vivir y de amar.
Celano narra que, en aquella noche de Navidad, le fue concedida a san Francisco la gracia de una visión maravillosa. Vio que en el pesebre yacía inmóvil un niño pequeño, que se despertó del sueño precisamente por la cercanía de san Francisco. Y añade: «No carece esta visión de sentido, puesto que el Niño Jesús, sepultado en el olvido en muchos corazones, resucitó por su gracia, por medio de su siervo Francisco, y su imagen quedó grabada en los corazones enamorados» (1 Cel 86). Este cuadro describe con gran precisión todo lo que la fe viva y el amor de san Francisco a la humanidad de Cristo han transmitido a la fiesta cristiana de la Navidad: el descubrimiento de que Dios se revela en los tiernos miembros del Niño Jesús. Gracias a san Francisco, el pueblo cristiano ha podido percibir que en Navidad Dios ha llegado a ser verdaderamente el «Emmanuel», el Dios-con-nosotros, del que no nos separa ninguna barrera ni lejanía. En ese Niño, Dios se ha hecho tan próximo a cada uno de nosotros, tan cercano, que podemos tratarle de tú y mantener con él una relación confiada de profundo afecto, como lo hacemos con un recién nacido.
En ese Niño se manifiesta el Dios-Amor: Dios viene sin armas, sin la fuerza, porque no pretende conquistar, por decir así, desde fuera, sino que quiere más bien ser acogido libremente por el hombre; Dios se hace Niño inerme para vencer la soberbia, la violencia, el afán de poseer del hombre. En Jesús, Dios asumió esta condición pobre y conmovedora para vencer con el amor y llevarnos a nuestra verdadera identidad. No debemos olvidar que el título más grande de Jesucristo es precisamente el de «Hijo», Hijo de Dios; la dignidad divina se indica con un término que prolonga la referencia a la humilde condición del pesebre de Belén, aunque corresponda de manera única a su divinidad, que es la divinidad del «Hijo».
Su condición de Niño nos indica además cómo podemos encontrar a Dios y gozar de su presencia. A la luz de la Navidad podemos comprender las palabras de Jesús: «Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 18,3). Quien no ha entendido el misterio de la Navidad, no ha entendido el elemento decisivo de la existencia cristiana. Quien no acoge a Jesús con corazón de niño, no puede entrar en el reino de los cielos; esto es lo que san Francisco quiso recordar a la cristiandad de su tiempo y de todos los tiempos, hasta hoy. Oremos al Padre para que conceda a nuestro corazón la sencillez que reconoce en el Niño al Señor, precisamente como hizo san Francisco en Greccio. Así pues, también a nosotros nos podría suceder lo que Tomás de Celano, refiriéndose a la experiencia de los pastores en la Noche Santa (cf. Lc 2,20), narra a propósito de quienes estuvieron presentes en el acontecimiento de Greccio: «Todos retornaron a su casa colmados de alegría» (1 Cel 86).
Este es el deseo que os expreso con afecto a todos vosotros, a vuestras familias y a vuestros seres queridos. ¡Feliz Navidad a todos!



jueves, 5 de agosto de 2010

ORACIÓN DE JUAN PABLO II A SAN FRANCISCO DE ASIS

 
 
 
San Francisco de Asis
4 de Octubre

Oh San Francisco,
que recibiste los estigmas en La Verna,
el mundo tiene nostalgia de ti
como icono de Jesús crucificado.
Tiene necesidad de tu corazón
abierto a Dios y al hombre,
de tus pies descalzos y heridos,
y de tus manos traspasadas e implorantes.
Tiene nostalgia de tu voz débil,
pero fuerte por el poder del Evangelio.
Ayuda, Francisco, a los hombres de hoy
a reconocer el mal del pecado
y a buscar su purificación en la penitencia.
Ayúdalos a liberarse también
de las estructuras de pecado,
que oprimen a la sociedad actual.
Reaviva en la conciencia de los gobernantes
la urgencia de la paz
en las naciones y entre los pueblos.
Infunde en los jóvenes tu lozanía de vida,
capaz de contrastar las insidias
de las múltiples culturas de muerte.
A los ofendidos por cualquier tipo de maldad
concédeles, Francisco,
tu alegría de saber perdonar.
A todos los crucificados por el sufrimiento,
el hambre y la guerra,
ábreles de nuevo las puertas de la esperanza.
Amén.


ORACIÓN DE JUAN PABLO II

martes, 3 de agosto de 2010

Santos Franciscanos


Acursio, S., Mr., enero 16
Adyuto, S., Mr. enero 16
Agatángel de Vendome, B. Mr., agosto 7
Agnelo de Pisa, B., marzo 13
Agustín Hurtado, RTC, B. Mr., julio 25
Alberto Chmielowski, S., marzo 27.
Alfonso López, B.,Mr. 1 Ord., Cnv.  julio 29
Alfredo (Jaime) Pellicer,  B.Mr., 1 Ord. setiembre 8
Andrés Bauer, S. Mr. julio 8
Andrés de Conti, B., febrero 1
Andrés de Spello, B., junio 3
Andrés Hibernón, B., abril 18
Angel de Acri, B., octubre 30
Angel de Chiavasso, B., abril 11
Angel, S., Mr. Ceuta, octubre 10
Angela de Foligno, B., enero 4
Angela María Astorch, B., diciembre 9
Angela Merici, S., enero 27
Angela Salawa, B., noviembre 10
Angelina de Marsciano, B., julio 13
Antonio de Padua, S,. 13 de junio
Antonia de Florencia, B., febrero 28
Antonin Bajewski, B. Mr., junio 26
Antonino Fantosati, S. Mr. julio 5
Antonio Bonfadini, B., diciembre 1
Antonio Chévrier., B., diciembre 12
Antonio de Hoornaert, S. Mr., junio 15
Antonio de Nagasaki, S. Mr., febrero 26
Antonio de San Buenaventura, B. Mr., setiembre 15
Antonio de San Francisco, B. Mr., setiembre 16
Antonio de Stroncone, B., febrero 9
Antonio de Werten, S. Mr., junio 16
Antonio María Lucci, B., julio 30
Apolinar de Posat, B. Mr., setiembre 3
Apolinar Franco, B. Mr., setiembre 10
Aquiles Puchala, B. Mr., junio 26
Armida Barelli, SD., agosto 13
Arturo Bell, B. Mr., diciembre 5




Baltasar de Chiavari, B., octubre 17
Bárbara Micarelli, (Ma. Josefa del N. J.) SD., abril 20
Bartolo de San Gimignano, B., diciembre 14
Bartolomé Laurel, B. Mr., octubre 18
Beatriz de Silva, S., agosto 17
Benito de Urbino, B., abril 29
Benito José Labre, S., abril 15
Bentivoglio de Bonis, B., diciembre 26
Berardo, S., Mr, enero 16
Bernardino de Feltre, B., setiembre 28
Bernardino de Fossa, B., noviembre 30
Bernardino de Siena, S., mayo 20
Bernardita Soubirous, S., abril 17



Cándido Barbieri, SD., marzo 16
Caridad Brader, V., febrero 29
Carlos Borromeo, S., noviembre 4
Carlos de Blois, B., diciembre 2
Carlos de Sezze, S., enero 6
Carlos Meean, B., Mr., diciembre 5
Carmelo Volta, B. Mr., julio 3
Carmen García Moyon, laica, B. Mr. Setiembre 28
Casiano de Nantes, B. Mr., agosto 7
Catalina de Génova, S., setiembre 15
Cayo Iyemon, B. Mr jap., octubre 11
Ceferino Giménez Malla, B. Mr., junio 5
Clara de Asís, S., agosto 11
Clara de Rimini, B., febrero 11
Claudio Granzotto, B., agosto 15
Coleta de Corbie, S., febrero 7
Connor O’Devany, B. Mr., marzo 17
Conrado de Ofida, B., diciembre 13
Conrado de Parzham, S., abril 21
Conrado de Piacenza, S., febrero 19
Contardo Ferrini, B., octubre 20
Cornelio Wican, S. Mr., junio 9
Cosme Takeya, S., Mr. febrero 15
Crescencio García, RTC, B.Mr.,, julio 25
Crispín de Viterbo, S., mayo 14
Cristian Gondek, B. Mr., junio 27
Cristóbal de Romania, B., octubre 31

Daniel, S. Mr. Ceuta, octubre 10
Delfina de Glandèves, B., setiembre 21
Deodato de Rodez, S. Mr. noviembre 14
Diego de Alcalá, S., noviembre 13
Diego José de Cádiz. B., marzo 24
Diego Oddi, B., jun. 7
Dionisio Vicente Ramos, B. Mr. 1 Ord. Cnv.  julio 29
Domingo de Guzmán, S., agosto 8
Domingo de San Francisco, B. Mr., setiembre 27
Domingo Mihaki, B. Mr. jp. octubre 14
Donnino, S. Mr. Ceuta, octubre 10


Elena Enselmini, B., noviembre 7
Elías Facchini, S. Mr, julio 8
Elzeario de Sabran, S., setiembre 26
Engelberto Kolland, B. Mr., diciembre 10
Enrique Heath, B. Mr., 5 diciembre
Enrique Krzysztofik, B. Mr., junio 27
Esteban de Cuneo, S. Mr., noviembre 14
Esteban de Narbona, B. Mr. mayo 26


Federico Janssoone, B., agosto 5
Federico Ozanam, B., diciembre 27
Felipa Mareri, B., febrero 16
Felipe de Jesús., S. Mr., enero 9
Felipe Zhang Zhihe, S. Mr, junio 25
Félix de Nicosia, B., mayo 10
Feliza Meda de Milán, B., setiembre 30
Fernando III rey, S., mayo 31
Fidel Chojnacki, B. Mr., junio 27
Fidel de Sigmaringen, S. Mr., abril 24
Florentín Pérez, RTC, B.Mr., julio 25
Florida Cevoli (Lucrecia Elena) junio 22
Francisca Javier Cabrini, S., diciembre 22
Francisca Javier de Rafelbuñol, RTC, B.Mr., setiembre 28
Francisco Antonio Fasani, S., noviembre 27
Francisco Blanco, S. Mr., enero 8
Francisco de Asís, S., octubre 4
Francisco de Calderola, B., setiembre 12
Francisco de Fabriano, B., abril 22
Francisco de Meaco, S. Mr., febrero 13
Francisco de San Buenaventura, B. Mr., octubre 15
Francisco de San Miguel, S. Mr., enero 13
Francisco de Santa Marta, B., Sac., Mr., setiembre 19
Francisco Fahelante, S. Mr., marzo 1
Francisco Fogolla, S. Mr, julio 8
Francisco Gálvez, B. Mr., agosto 20
Francisco Mihaki, B. Mr. jp octubre 14
Francisco Pinazzo, B. Mr., agosto 1
Francisco Remón, B.Mr., 1 Ord. Cnv.  julio 29
Francisco Solano, S., julio 14
Francisco Tomás, RTC, B.Mr., julio 25
Francisco Zhang Rong, S. Mr. julio 6
Francisco, B. Mr. jap. octubre 11

Gabriel de Duisco, S. Mr., enero 26
Gabriel de la Magdalena, B. Mr., setiembre 13
Gabriel Ferretti, B., noviembre 11
Gandolfo de BinascoB., abril 1
Gaspar Vaz, B. Mr. octubre 9
Gentil de Matelica, B. Mr., setiembre 5
Gerardo de Valenza., B., diciembre 29
Gil de Asís, B., abril 23
Gil de Lorenzana, B., enero 10
Godofredo de Merville, S. Mr., junio 18
Gonzalo García, S. Mr., enero 23
Gregorio Grassi, S. Mr., julio 8
Guido de Cortona, B., junio 11
Guillermo de Sicli, B., abril 6


Herman Stepien, B. Mr., junio 26
Hipólito Galantini, B., marzo 20
Honorato de Biala, B., diciembre 16
Hugolino Magalotti, B., diciembre 11
Hugolino, S. Mr. Ceuta, octubre 10
Humilde de Bisigniano, B., noviembre 23
Humiliana de Cerchi, B., mayo 15


Ignacio de Laconi, S., mayo 11
Ignacio de Santhia’., B., setiembre 22
Inés de Asís, S., noviembre 19
Inés de Praga, S., marzo 2
Inocencio de Berzo, B., marzo 3
Inocencio Guz, B. Mr., junio 26
Isabel Bona, B. noviembre 25
Isabel de Francia, B., febrero 23
Isabel de Hungría, S., noviembre 17
Isabel Vendramini, B., marzo 31
Ivo de Bretaña, S., mayo 21

Jacinta Mariscotti, S., enero 30
Jacobo de Strepa, B., octubre 22
Jaime de Bitetto, B., abril 27
Jaime de la Marca, S., noviembre 28
Jerónimo de Werten, S. Mr., julio 2
Jerónimo Torres, B. Mr., setiembre 9
Joaquín Sakakibara, S. Mr., febrero 18
John Kearney, B. Mr., marzo 17

José Cafasso, S., junio 23

José de Cupertino, S., setiembre 18
José de Leonisa, S., febrero 4
José de Miguel, RTC, B.Mr., julio 25
José Llosá, RTC, B. Mr., julio 25
José Manuel Ferrer, RTC, B.Mr., julio 25
José María Gambaro, S. Mr. julio 5
José María Llópez, RTC, B.Mr., julio 25
José María Sanchis, RTC, B.Mr. julio 25
José Nascimbeni, B., enero 17
Josefina Leroux, B. Mr., octubre 24
Juan Bautista Triquerie, B. Mr., enero 21
Juan Bosco, S., enero 31
Juan de Capistrano, S., octubre 23
Juan de Cetina, B. Mr., mayo 13
Juan de Dukla, S. Mr., setiembre 29
Juan de la Paz, B., noviembre 12
Juan de la Verna, B., agosto 10
Juan de Montecorvino, B., diciembre 17
Juan de Parma, B., marzo 21
Juan de Penna, B., abril 3
Juan de Perusa, B. Mr, agosto 29
Juan de Prado, B. Mr., mayo 23
Juan de Santa Marta, B. Mr., agosto 26
Juan de Triora, B. Mr., febrero 8
Juan Duns Escoto, B., noviembre 8
Juan Forest, S. Mr., mayo 22
Juan Francisco Burté, B. Mr., setiembre 1
Juan Jones, S. Mr., julio 12
Juan Kisaka o Kinoia, S. Mr., enero 28
Juan Maki, B. Mr., octubre 5
Juan María Vianney, S., agosto 4
Juan Pelingotto, B., junio 2
Juan Romano, B. Mr, octubre 9
Juan Santiago Fernández, B. Mr., agosto 3
Juan Tomaki, B. Mr. jap octubre 13
Juan Wall, S. Mr., julio 11
Juan Wang Rui, S. Mr. junio 25
Juan Woodcock, B. Mr., 5 diciembre
Juan XXIII, B., abril 13
Juan Zhang Huan, S. Mr. junio 25
Juan Zhang Jingguang, S. Mr., junio 25
Juana de Signa, B., noviembre 9
Juana de Valois, S., febrero 3
Junípero Serra, B., agosto 30
Justo Lerma, RTC, B.Mr., julio25


León Karasuma, S. Mr., febrero 21
León, B. Mr. jap. octubre 11
León, S. Mr. Ceuta, octubre 10
Leonardo de Puerto Mauricio, S., noviembre 26
Leopoldo de Gaiche, B., abril 2
Leopoldo Mandic, S., mayo 12
Liberato de Loro Piceno, B., setiembre 6
Liberato de Weiss, B., Mr., marzo 10
Lino de Parma, SD., diciembre 18
Lorenzo de Brindis, S., julio 21
Lorenzo Yamada, B. Mr, octubre 2
Lucas Belludi, B., febrero 17
Lucas Kiiemon, B. Mr, jp. noviembre 5
Lucía (Luisa) Fleites, B. Mr., octubre 11
Lucía de Caltagirone, B., setiembre 25
Ludovica Albertoni, B., enero 29
Ludovico Necchi, SD., diciembre 21
Luis Amigó y Ferrer, V., octubre 1
Luis Baba, B. Mr., octubre 27
Luis de Anjou, Obispo de Tolosa, S., agosto 19
Luis de Besanzon, B. Mr, agosto 18
Luis de Casoria, B., marzo 29
Luis Guanella, B., noviembre 16
Luis Ibaraki, S. Mr., marzo 9
Luis IX Rey de Francia, S., agosto 25
Luis Maki, B. Mr. octubre 5
Luis Mihaki, B. Mr. jp. octubre 14
Luis Orione, B., marzo 12
Luis Sasanda, B. Mr., setiembre 14
Luis Sotelo, B. Mr., agosto 12
Luis, B. Mr. jap. octubre 11
Luisa de Savoya, B., julio 24


Manuel Legua, RTC, B.Mr., julio 25
Manuel Ruiz, B. Mr., julio 7
Marcelo Spínola y Maestre., enero 15
Marcin Oprzadek, B. Mr., junio 27
Marcos de Montegallo, B., marzo 23
Marcos Fantuzzi, B., abril 10
Margarita Colonna, B., diciembre 30.
Margarita de Lorena, B., noviembre 3
María Adolfina (María Diercks), S. Mr, junio 28
María Amandina (Pauline Jeuris) del S. C., S. Mr. junio 28,
María Angela Truskowska (Sofía Camila) octubre 21
María Catalina Troiani, B., diciembre 19
María Clara (Clelia Nannetti), S. Mr., Junio 28
María de la Pasión, SD., noviembre 15
María de la Paz (Marianna Giuliani), S. Mr, junio 28
María de S. Natalia (JeanneMarie Kerguin), S. Mr., junio 28
María de San Justo, (Anne Moreau), S. Mr. junio 28
María Encarnación Rosal, B., diciembre 3.
María Ermelina de Jesús, (Irma Grivot), S. Mr. junio 28
María Francisca de Jesús (Ana Ma) Rubatto, B., agosto 6
María Francisca Schervier, B., diciembre 15
María Josefa del N. Jesús (Bárbara Micarelli), SD., abril 20
María Josefa Roselló, S., diciembre 7
María Restituta Kafka, B. Mr., abril 14
María Teresa Kowalska, B. Mr., junio 26
María Teresa Lega, SD., diciembre 24
María Vaz, B. Mr. octubre 9
Martín de la Ascensión, S. Mr., enero 2
Martín Gómez, B. Mr., octubre 8
Mateo Alvarez , B. Mr., noviembre 24.
Mateo de Agrigento, B., enero 7
Matía De Nazarei, B., julio 27
Matías de Meaco, S. Mr., febrero 24
Matías Feng-De, S. Mr., julio 6
Maximiliano María Kolbe, S. Mr., agosto 14
Máximo Takeya, S. Mr., febrero 15
Miguel Carcano,  B.,  octubre 14
Miguel Kizaemon, B. Mr. jp. noviembre 5
Miguel Kosaki, S. Mr., marzo 8
Miguel Pío Da Zerbo, B., Mr., marzo 10
Miguel Remón, B. Mr. 1 Ord., Cnv. Julio 29
Miguel Tomaki, B. Mr. jp. octubre 13
Miguel Yamada, B. Mr., octubre 2
Miguelina de Pesaro, B., junio 19
Modesto Vegas, B. Mr. 1 Ord., Cnv. julio 29



Narciso Turchan, B. Mr. junio 27
Natividad del Señor, diciembre 25.
Nicanor Ascanio, B. Mr., julio 19
Nicasio Jonson, S. Mr., junio 21
Nicolás Factor, B., diciembre 23
Nicolás Pick, S. Mr., julio 9
Nicolás Tavelic, S. Mr. noviembre 14
Nicolás , S. Mr. Ceuta, octubre 10



Odorico de Pordenone, B., enero 14
Otón, S., Mr. Ceuta, enero 16  




Pablo de Santa Clara, B. Mr., noviembre 6
Pablo Ibaraki, S. Mr., enero 25
Pablo Martínez, RTC, B.Mr., julio 25
Pablo Suzuki, S. Mr., febrero 27
Pablo Tomaki, B. Mr. octubre 13
Pacífico de Cerano, B., junio 4
Pacífico de San Severino, S., setiembre 24
Pascual Bailón, S., mayo 17
Pascual Fortuño, B.Mr. 1 Ord., setiembre 8
Patricio Dong Bodi, S. Mr., junio 25
Paula Gambara Costa, B., enero 24
Paula Montaldi, B., noviembre 20
Pedro Bautista B., S. Mr., febrero 6
Pedro Bonilli, B. enero 20
Pedro de Alcántara, S., octubre 19
Pedro de Assche, S. Mr., junio 10
Pedro de Avila, B. Mr., agosto 31
Pedro de Betancur, B., abril 25
Pedro de Dueñas, B. Mr., mayo 13
Pedro de la Asunción, B. Mr., agosto 24
Pedro de Mogliano, B., julio 25
Pedro de Narbona, S. Mr., noviembre 14
Pedro de Sassoferrato, B. Mr, agosto 29
Pedro de Siena, B., diciembre 4
Pedro de Treia, B., febrero 20
Pedro Gambacorta, B., junio 17
Pedro Regalado, S., marzo 30
Pedro Rivera, B.Mr. 1 Ord. Cnv. julio 29
Pedro Soler, B. Mr., julio 31
Pedro Sukeyiro, S. Mr., marzo 7
Pedro Wang Erman, S. Mr. julio 6
Pedro Wu Anbang, S. Mr. julio 6
Pedro Zhang-Banniu, S. Mr., julio 6
Pedro, S., Mr., enero 16
Peregrino de Falerone, B., setiembre 7
Pierina Morosini, B. Mr., abril 12
Pío Bartosik, B. Mr. junio 26
Pío de Pietralcina, B., setiembre 23
Pío IX, Papa, B., febrero 7
Pío X. Papa, S., agosto 21
Plácido (Miguel) García, B.Mr. 1 Ord. setiembre 8
Protasio de Sées, B. Mr, agosto 18



Rafael Khylinski, B., diciembre 3
Raimundo de Carbona, B. Mr., mayo 26
Raimundo Lulio, B. Mr., junio 30
Ricardo de Santa Ana, B. Mr., agosto 27
Rizerio de Muccia, febrero 12
Roque de Montpellier, S., agosto 16
Rosa de Viterbo, S., setiembre 4
Rosario de Soano, RTC, B. Mr., setiembre 28  





Salomé de Cracovia, B., noviembre 18
Salvador (Bautista) Mollar, B.Mr., 1 Ord. setiembre 8.
Salvador Chirruiá, RTC, B.,Mr., julio 25
Salvador de Horta, S., marzo 18
Salvador Ferrer, RTC, B.Mr., julio 25
Salvador Lilli, B., noviembre 22
Samuel Mazzorati, B., Mr. marzo 10
Samuel, S. Mr. Ceuta, octubre 10
Santa María de los Angeles, Perdón de Asís, agosto 2
Santiago Yan Guodong, S.Mr., julio 6
Santiago Zhao Quanxin, S.Mr., julio 6
Sebastián de Aparicio, B., febrero 25
Sebastián de Nancy, B. Mr. agosto 18
Serafín de Montegranaro, S., octubre 12
Serafina de Jesús Farolfi, SD., diciembre 20
Serafina de Ochovi, RTC, B.Mr., setiembre 28
Serafina Sforza, B., setiembre 8
Severino Girault, B. Mr., setiembre 2
Simón de Lipnica, B., julio 18
Simón Qin Cunfu, S. Mr., julio 6
Sinforiano Ducki, B. Mr., junio 27

Sixto Brioschi, Sacerdote, I Orden, noviembre 22

Solemnidad de Todos los Santos, noviembre 1

 



Teodorico Balat, S. Mr. julio 8
Teodorico Endem, S. Mr., julio 1
Teófilo de Corte, S., mayo 19
Teresa Gardi, SD., diciembre 28.
Timoteo de Monticchio, B., agosto 22
Timoteo Trojanowski, B. Mr. junio 26
Timoteo Valero, RTC, B.Mr.,, julio 25
Tomas Bullaker, B. Mr., diciembre 5
Tomás de Cori, S., enero 11
Tomás de Florencia, B., octubre 29
Tomás de Ize, S. Mr., febrero 5
Tomás de Nagasaki, S. Mr., febrero 14
Tomás de Tolentino, B., abril 9
Tomás Moro, S., julio 31
Tomás Shen-Jihe, S. Mr. julio 6
Tomás Tomaki, B. Mr jp. octubre 13
Tomás Tzugi, B. Mr., octubre 16
Tomás, B. Mr. jap. octubre 11
Urbano Gil, RTC, B. Mr. Julio 25



Verónica Guiliani, S., julio 10
Vicente Gay, RTC, B. Mr., julio 25
Vicenta Gerosa, S., junio 24
Vicente Cabanes, RTC, B. Mr., julio 25
Vicente de L’Aquila, B., agosto 9
Vicente Jaunzarás, RTC, B., Mr., julio25
Vicente Pallotti, S., enero 22
Vicente Ramírez, B. Mr., agosto 28
Willehad de Dinamarca, S. Mr., junio 20
Zita de Lucca, S., abril 27

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