poemas de amor } -->

Tránsito de Nuestro Seráfico Padre

Tránsito de Nuestro Seráfico Padre
San Francisco de Asís

viernes, 3 de abril de 2009

LA INDULGENCIA DE LA PORCIÚNCULA

2 de agosto: Festividad de Santa María de los Ángeles

CELEBRACIÓN EN LAS IGLESIAS FRANCISCANAS
PARA OBTENER LA INDULGENCIA DE LA PORCIÚNCULA
(Fuera de la Misa)



Introducción

Lectura introductoria
En un diploma del siglo XIV, del obispo Teobaldo de Asís se lee que el bienaventurado Francisco dormía una noche en Santa María de la Porciúncula cuando el Señor le reveló que acudiese al sumo Pontífice messer Honorio, que entonces residía en Perusa, para solicitarle una indulgencia en favor de dicha iglesia de Santa María de la Porciúncula, que había sido restaurada por él mismo.
Él se levantó por la mañana, llamó a fray Maseo de Marignano (Mariñano), su compañero con quien estaba, se presentó delante del papa Honorio y dijo: “Santo Padre, recientemente he reparado para Vos una iglesia en honor de la Virgen Madre de Cristo. Ruego humildemente a vuestra santidad que concedáis una indulgencia que se pueda conseguir sin limosnas”.
El papa respondió: no es costumbre hacer eso, pues es oportuno que el que quiera una indulgencia la merezca, extendiendo su mano en ayuda; no obstante, dime, ¿cuántos años pides de indulgencia?”.
San Francisco le dijo: Santo Padre, quiera vuestra santidad concederme no años, sino almas”.
Y el papa respondió: “¿Cómo quieres las almas?”
El bienaventurado Francisco respondió: “Santo Padre, quiero, si eso place a vuestra santidad, que cuantos vengan a esa iglesia confesados, arrepentidos y absueltos, como conviene, por un sacerdote, se vean libres de culpa y pena en el cielo y en la tierra, desde el día del bautismo hasta el día y hora que entren en la iglesia”.
Respondió el papa: Mucho es lo que pides, Francisco; pues no la Curia romana no acostumbra a conceder semejante indulgencia”.
El bienaventurado Francisco respondió: “Señor, lo que pido no viene de mí, sino de parte de aquél que me ha enviado, el Señor Jesucristo”.
Entonces el señor papa, sin dudarlo, exclamó diciendo tres veces: “Me gusta que la tengas... Mira, desde ahora concedemos que, quienquiera que venga y entre en esa iglesia bien arrepentido y confesado, quede absuelto de toda pena y culpa, y queremos que eso sea válido perpetuamente, cada año, sólo por un día, desde las primeras vísperas y la noche hasta las vísperas del día siguiente”.
Entonces el bienaventurado Francisco, hecha la reverencia, se dispuso a salir del palacio y el papa, al ver que se alejaba, lo llamó y dijo: “¿A dónde vas, simple? ¿Qué prueba llevas la indulgencia?”
Y el bienaventurado Francisco respondió: “Para mí es suficiente vuestra palabra. Si es obra de Dios, él la pondrá de manifiesto. De tal indulgencia no quiero otro documento: que la Virgen sea el papel, Cristo el notario, y los ángeles los testigos”.
El 2 de agosto de 1216, según el testimonio de Pietro Zalfani, que estuvo presente en la Porciúncula, Francisco predicaba delante de siete obispos y decía: “Os quiero mandar a todos al paraíso, y os anuncio una indulgencia que he conseguido oralmente del sumo pontífice. Todos los que habéis venido hoy, y todos los que vendrán cada año en este día, con buena disposición de corazón y arrepentidos, consigáis la indulgencia de todos vuestros pecados”.

Canto de entrada: Invocación del Espíritu Santo
Celebrante: Señal de la cruz y saludo

Oremos.
Dios todopoderoso y misericordioso, que nos has reunido en el nombre de tu Hijo para darnos tu gracia y misericordia en el momento oportuno, abre nuestros ojos para ver el mal que cometimos, y toca nuestros corazones para que nos convirtamos a ti. Que tu amor devuelva a la unidad lo que nuestra culpa dividió. Que tu poder sane nuestras heridas y sostenga nuestra debilidad. Que tu Espíritu renueve toda nuestra vida y nos devuelva la fuerza de tu amor, de modo que resplandezca en nosotros la imagen de tu Hijo y toda la humanidad reconozca en el rostro de tu Iglesia la gloria de tu enviado, Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Liturgia de la Palabra

Primera Lectura
De la Carta de San Pablo apóstol a los Efesios 4, 23 - 32
Hermanos, renovaos en el espíritu de vuestra mente y revestíos del hombre nuevo, creado según Dios en justicia y santidad verdaderas.
Desterrad, pues, de vosotros, la mentira: que cada cual diga la verdad a su prójimo, para que seáis miembros los unos de los otros. No caigáis en la ira; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo y no deis ocasión al diablo. El que roba, que deje de robar, más bien se afane trabajando honestamente con sus propias manos, para compartir con quien pasa necesidad. Malas palabras no salgan de vuestra boca, sino, más bien, palabras útiles para la necesaria edificación, haciendo el bien a los que escuchan.
Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis marcados para el día de la Redención. Alejad de vosotros toda aspereza, indignación, ira, clamor y maledicencia con toda suerte de malignidad. Mostraos, en cambio, benévolos los unos con los otros, misericordiosos, perdonándoos mutuamente, como Dios os perdonó en Cristo.
PALABRA DE DIOS

Salmo Responsorial

R. La bondad del Señor dura por siempre.

Bendice al Señor, alma mía
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
no te olvides de sus beneficios.

R. La bondad del Señor dura por siempre.

Él perdona todas tus culpas,
y sana todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la tumba,
te colma de amor y de ternura.

R. La bondad del Señor dura por siempre.

El Señor es clemente y compasivo,
paciente y lleno de amor.
No nos trata como merecen nuestros pecados,
ni nos paga de acuerdo con nuestras culpas.

R. La bondad del Señor dura por siempre.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

R. La bondad del Señor dura por siempre.

Evangelio
Lectura del Evangelio según San Lucas
15, 1-10
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí:
«Este recibe a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo entonces esta parábola:
«Quién de vosotros si tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría; y al llegar a su casa reúne a los amigos y les dice: Alegraos conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido. Yo os aseguro: también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
¿Y qué mujer hay que, si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara, barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: Alegraos conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido. Yo os aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente».

CELEBRANTE: Breve exhortación, exponiendo el origen y las condiciones para obtener la indulgencia plenaria del Perdón de Asís (ver al final).

Oración de los fieles

CELEBRANTE: Supliquemos con confianza a Dios nuestro Padre, dispuesto siempre a la indulgencia y al perdón, para que proteja a su pueblo que confiesa humildemente sus culpas, y le conceda un signo de su misericordia.
R.: Padre, ten misericordia de nosotros

- Para que Dios nuestro Padre nos devuelva, por la remisión de los pecados, a la perfecta comunión con la Iglesia, su Cuerpo místico, desgarrado por nuestras culpas. OREMOS...

- Para que nos ayude a trabajar constantemente, con la oración, el ejemplo y el amor fraterno, por nuestra conversión y la de todos los hermanos. OREMOS...
-
- Para que nos libre de la esclavitud del mal, y nos guíe a la plena libertad de sus hijos y amigos. OREMOS...

- Para que, reconociendo en el perdón de los pecados la señal del Corazón de Dios, aprendamos a amar y perdonar al prójimo. OREMOS...

- Para que la misericordia de Dios padre libre a todos de los males que aflijen a la humanidad, por causa de la irresponsabilidad de los individuos. OREMOS.

CELEBRANTE: Mira con bondad, Señor, a tus hijos, que se reconocen pecadores; haz que, libres de toda culpa por el ministerio de tu Iglesia, den gracias y alaben tu amor misericordioso. Por Cristo nuestro Señor.

TODOS: Amén.

Oraciones prescritas para obtener la Indulgencia:

PADRE NUESTRO…

PROFESIÓN DE FE: Credo

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES
CELEBRANTE: Salve, celestial Señora, Reina de los Ángeles, poderosa y benigna abogada nuestra, María: sé mil veces bendita y agradecida por el insigne favor de haber obtenido de tu Hijo divino para tu siervo Francisco la gran indulgencia del perdón de Asís, en beneficio de la Iglesia. Vuelve a nosotros tus ojos bondadosos desde el trono radiante de gloria donde has sido exaltada, y desde el que derramas tantos tesoros de gracias. Haz que nos arrepintamos sinceramente de todas nuestras faltas y que podamos obtener de tu Hijo Jesús un perdón generoso; para que, después de haber hecho aquí en la tierra frutos dignos de penitencia, podamos un día verte, alabarte y bendecirte, con los ángeles y los santos, en la gloria del Reino.

TODOS: Amén.

Bendición final

CELEBRANTE: El Señor esté con vosotros

TODOS: Y con tu espíritu.

CELEBRANTE: Por los méritos del Seráfico Padre San Francisco
os bendiga a todos Dios Todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.

TODOS: Amén

CELEBRANTE: Bendigamos al Señor

TODOS: Demos gracias a Dios

CANTO FINAL: Mariano o franciscano

Condiciones requeridas para la Indulgencia

1. Visita a la iglesia, donde se reza un PADRENUESTRO Y UN CREDO (ya incluidos en esta celebración).
2. CONFESIÓN, COMUNIÓN y rezo de un PADRENUESTRO y un AVEMARÍA por las intenciones del Papa.
3. Exclusión de cualquier apego al pecado.
Estas condiciones son necesarias para cualquier indulgencia plenaria, y se pueden cumplir en TODAS PARTES
La Indulgencia plenaria del PERDÓN DE ASÍS se puede recibir UNA SOLA VEZ:
- en las Basílicas de San Francisco y la Porciúncula de Asís, todo el año
- en las iglesias franciscanas, catedrales o parroquiales, el 2 de agosto.
- Pueden aplicarse por sí mismos, o por los difuntos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mis Videos

*********** ***** ***** ***** ***** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** ***
Create your own at BlingyBlob.com

Entradas populares