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Tránsito de Nuestro Seráfico Padre

Tránsito de Nuestro Seráfico Padre
San Francisco de Asís

jueves, 2 de abril de 2009

Himnos 17 de Septiembre

HIMNOS I PARA EL OFICIO DE LECTURA


Con la primera luz de la alborada /
sale Francisco, fervoroso, al monte,
cuando el sol ilumina el horizonte /
se abisma en la oración.
Y es tan hondo su amor a Jesucristo /
que anhela transformarse en el que ama,
y se convierte en ardorosa llama /
de intensa compasión.
Serafín él también, aunque en la carne /
contempla al Serafín crucificado.
Todo su ser, dichoso y angustiado /
se concentra en amor.
Con los ojos brillantes como estrellas, /
el ama en vilo, bebe la dulzura,
mientras se imprimen en su carne pura /
las llagas del Señor.
Francisco, fiel amor, padre y maestro, /
alcánzanos saber morir al mundo
y vivir para Aquel que, en lo profundo /
te selló con su cruz.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu, /
gloria a la santa Trinidad divina
que nos sella, transforma e ilumina /
con su sagrada luz. Amén.


HIMNO II PARA EL OFICIO DE LECTURA

Dios como a su espejo os trata, /
Francisco; que gusta Dios
de ver retratado en vos /
el mismo amor que le mata.
Tan bien a Dios retratáis, /
que el mismo Dios parecéis,
aunque en la cruz excedéis; /
que en él os crucificáis.
Dios sus heridas retrata /
en vos, porque gusta Dios
de ver retratado en vos /
el mismo amor que le mata.
Es de Dios tanto el amor, /
aunque en sí te considere,
que tener espejo quiere /
para que le haga mayor.
Y como tanto retrata /
el vuestro, santo, al de Dios,
gusta de mirar en vos /
el mismo amor que le mata.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO I PARA LAUDES

Venid, que en el monte Alvernia, /
como a Moisés en la zarza
que ardía sin consumirse, /
Dios por Francisco nos habla.
Cristo en la cruz es su vida. /
Francisco en su amor se abrasa.
Que si "el Amor no es amado" /
Francisco por todos ama.
Un serafín presuroso, /
con dardos que Amor inflama,
en su pecho, pies y manos /
hace florecer las llagas.
Cinco señales divinas
/ llevan de Cristo la marca.
Nuevo lenguaje de amor /
que Dios por Francisco habla.
Un sol en fulgor temprano /
hoy desveló la mañana.
Cuerpo de Cristo es Francisco /
Cristo de Francisco es alma.
Francisco en gozo se inmola /
con el dolor de sus lágrimas.
Dolor y gozo son siempre / testimonio de quien ama.
Gloria al amor de Dios Padre /
que por su Hijo nos salva.
Gloria al Espíritu Santo /
que por Francisco nos llama. Amén.


HIMNO II PARA LAUDES

En la cumbre de la Verna /
se han dado cita de amor
el siervo con su Señor /
unidos en Pascua eterna.
Del cielo el Señor venía, /
Hijo de Dios humanado,
tenía el cuerpo llagado /
y el rostro resplandecía.
¡Oh Jesús, el más hermoso /
entre los hijos de Adán,
libres tus lazos están /
para el abrazo de esposo!
Y Francisco se ha quedado /
de gracia y amor transido;
por Cristo se encuentra herido /
en manos, pies y costado.
La Regla ved ya cumplida
/ en el monte de la Alianza;
amor que la sangre alcanza /
es de aquél que da la vida.
Gloria a ti, Cristo benigno, /
en el precioso madero;
para el gozo verdadero /
guárdanos bajo tu signo. Amén.


HIMNO I PARA VÍSPERAS

Lo ha tocado el Señor; /
mirad palma con palma,
manos de dos amigos /
en una cruz clavadas.
Hermano de los hombres
/ y aún de las bestias bravas,
hermano de Jesús /
que en sí todo lo hermana.
¡Oh cuánto el corazón /
contempla, gime y ama!
¡Cuán alto en la montaña, /
cuán cerca en la llanada!
La norma, el Evangelio; /
su vida, las pisadas
de aquel Jesús que quiso pisar donde mi planta.
Francisco, el de las calles /
por el enamoradas...,
Francisco, a quien el mundo /
hoy alza su esperanza.
¡Loado, mi Señor, / por tan cercana gracia:
por el humilde hermano /
marcado con tus llagas! Amén.

HIMNO II PARA VÍSPERAS

Por esas cinco roturas /
mostráis el brocado fino,
que tejió con penas duras /
Cristo en su cuerpo divino;
con que el mundo a decir vino, /
pues que tal ropa traéis,
que Dios se parece a vos /
y vos a Dios parecéis.
Con que más claro mostráis /
que andáis muy enamorado;
pues la librea lleváis /
que es propia de nuestro Amado;
y estáis en él transformado, /
tanto, que decir podéis
que Dios se parece a vos /
y vos a Dios parecéis.
Rompieron la ropa a Dios /
unos hombres inhumanos;
mas, Francisco, Dios a vos /
os la rompió con sus manos:
Francisco, ¿qué más queréis?
que Dios se parece a vos /
y vos a Dios parecéis. Amén.

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